Cuando una herida se está curando, el exudado contribuye a la curación y a mantener un entorno húmedo en la herida. Este fluido procede de los vasos sanguíneos y linfáticos, arrastra los desechos celulares y las bacterias, y crea un entorno propicio para el sistema inmunitario. Pero si hay demasiada cantidad, puede ablandar los bordes de la herida y poner en peligro el proceso de curación.
Por eso, es importante absorber el exceso de exudado sin resecar la herida. En ciertas ocasiones, la herida tarda más en curarse porque no tiene suficiente humedad. Los apósitos oclusivos pueden aumentar el nivel de humedad de la herida para mantener un entorno húmedo en la misma y, al mismo tiempo, también absorben el exudado.